sábado, 15 de noviembre de 2008

Memento

Mis neuronas no tienen nada que ocultarme. Si quisiera podría conocer perfectamente cada uno de los movimientos de mi pasada noche. Todo está escrito en mi piel. Algunos sellos con el nombre de garitos impresos en los restos de pellejo que no me dejé entre las copas y las quemaduras de cigarro que fui apagando a mi paso cada vez que me abría camino hasta la barra me harían recordar casi todos los detalles de cómo fue avanzando la noche. Incluso ese número de teléfono escrito con carmín color grosella podría ayudarme a poner caras, a repasar conversaciones, a repetir la misma ruta, a devolverme esos minutos olvidados en tan inmensa amnesia etílica...
Pero me duele mucho la cabeza para eso...

No hay comentarios: