Pero a veces las cosas no son tan sencillas como deberían serlo. El trabajo, los compromisos, las reuniones familiares, las fiestas con otros amigos y, sobre todo, la falta de tiempo para uno mismo no te dejan estar ahí donde deberías estar, y tus abrazos, besos, sonrisas y buenos deseos para el año que empieza corren el riesgo de no llegar a la repisa desde la que año tras año esperan el momento en que envolver entre guirnaldas y villancicos ese regalo que es nuestra amistad.
Pero de hoy no pasa, ya tengo los sellos y en cuanto publique estas líneas me pongo a escribir el Christmas de felicitación.
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