sábado, 31 de enero de 2009

Nadando contra censura

Desde el momento en que decides hacer público algo tuyo: tus pensamientos, tus ideologías, tus canciones, tu arte, tu jeta, tu forma de ver la vida... te arriesgas a ser criticado y contradicho por cualquiera de esos aspectos que has decidido no mantener en privado ni en secreto.

Pongámonos en el caso de que escribes un libro. Siempre tendrás gente a la que le guste y gente a la que no, habrá quien te criticará y quien te alabará; quien te comprará y quien te utilizará para calzar la mesa. Terminarás pasando de una estantería peor a una estantería mejor o del contenedor azul al camión que los recoge. 

Otro caso: imagínate que conduces un latenight en una importante cadena de televisión –¿te imaginas la pasta que ganarías?–, pues antes de meterte en "ese mundillo" deberías saber que a la mañana siguiente, cuando compres el periódico, te encontrarás desde halagos hacía ese humor tan inteligente que sabes hacer como nadie antes lo había hecho, hasta carnívoras críticas que devorarán tu ego diciendo que das auténtica pena y que mejor te retires –me viene a la memoria lo que ocurrió en la lucha por la audiencia entre el bueno de Buenafuente y el acabado Pepe Navarro, pero eso es otra historia–. Tendrás seguidores que se identifiquen con tus comentarios, te creen un club de fans, serigrafíen tu nombre en camisetas y también tendrás los que te sigan simplemente para reírse de ti, para llevarte la contraria o para aderezarte antes de ser carne de zapping.

La cuestión es saber ser humilde. Es imprescindible dominar esa frase que tanto se oye de saber perder y saber ganar. Porque desde el momento en que decides hacer algo tuyo público, hay que saber diferenciar "lo que dices" de "lo que dicen" seas un concursante de Gran Hermano, seas el mejor columnista de ABC (sic), seas un bloggero del montón o seas el mismísimo Barack Obama. 

Y si careces de esa cualidad que permite que los demás opinemos libremente de ti sin borrarnos, déjanos en paz.

jueves, 29 de enero de 2009

Mi cocina tiene crisis

Podría parecer un vulgar montaje fotográfico.

¡Pues no! 
Qué más quisiera que solo fuese un desacertado retoque con PhotoShop y no una foto real sacada hace un rato en mi cocina. Y lo que en ella se ve es la más pura realidad. Como se puede leer en la quinta fila: ¡ESTOY SIN CERVEZA!
¡Esto si que es crisis!

Mis tres carros

viernes, 23 de enero de 2009

Puede que sea oportunista...

...pero ahí va esta portada de El Jueves:

Como diría mi amigo David: ¡Qué grande!

miércoles, 21 de enero de 2009

Fin de la segunda parte

El día más aterrador de tu vida es el día que nace tu primer hijo. Tu vida, la que conoces, se acaba y nunca volverá. Pero luego aprenden a caminar y a hablar y quieres estar con ellos, y acaban convirtiéndose en las personas más deliciosas que conocerás en toda tu vida.

Bill Murray en Lost in translation.

Te amaré hasta que...


Les tocó la lotería y cuando les pregunté qué iban a hacer con tanto dinero me dijeron que se iban a separar, que ahora que por fin podían... cada uno iba a hacer lo que siempre había querido.

lunes, 19 de enero de 2009

No me gustan las setas

Será por su textura, por su sabor o porque de pequeño me daba lástima comerme la casa del pitufo menos esperado. El caso es que procuro no comerlas. 
Sin embargo, cada vez que entro en El cisne azul y llega su carta a mis manos, no puedo remediar lamentar esta decisión que me impide disfrutar del placer que debe suponer saborear cada una de sus espectaculares y variadas raciones de todo tipo de setas: boletus, trompetas de la muerte, cantharellus, gurumelos, enokis, de cardo... Multitud de variantes preparadas a la plancha sin nada más que un chorrito de aceite y en compañía de huevos, de foie fresco, de mollejas o de queso de cabra.

Menos mal, que todo esto se me olvida en cuanto me pido una cerveza y una ración de tomate raf con ventresca, o de morcilla de arroz con cebolla caramelizada, o de torta del Casar, o de queso manchego, o de cecina o, como no, sus chuletillas de cabrito o lomo de buey a la plancha.

Las raciones oscilan entre 10 y 12 euros, las carnes rondan los 20 y las setas, en función de la temporada, andan en torno a los 15-20 euros. Precios que, unidos a la calidad de las materias, hacen que a pesar de que el local no es nada del otro mundo –incluso algo cutre– se encuentre siempre lleno.

El cisne azul está en plano barrio de Chueca, en la calle de Gravina, 19, de Madrid. Y su teléfono es el 91 521 37 99.

martes, 13 de enero de 2009

Los borrachos no mienten

A parte del olor a alcohol y de algún babeo ocasional, algunas veces dices cosas muy interesantes.

Elisabeth Shue en Leaving Las Vegas.

Peligroso 50%

Estaba yo intentado huir del Gato Félix en rojo y su mellizo en negro, cuando una de las muchas chicas que, como yo, buscaba la salida de ese laberinto golpeó la guarida de la que colgaba aquella plaga de Mafaldas que se abalanzaron sobre mi cortándome la salida. Luego, ante la mirada cómplice de Epi y Blas, me pude abrir camino entre el estrecho paso vigilado por la Gallina Caponata en bragas y todos aquellos Monstruos de las Galletas, la mitad en boxer y la otra mitad en tanga, para al final conseguir topar de bruces con la caja donde, tras media hora esperando mi turno, me permitieron salir –previo pago de un módico precio– con mi presa: La Pantera Rosa, lista para regalar, empaquetada en esa bolsa de papel de Women'Secret ya era mía.


Fuera me esperaba la amenaza de Winnie The Pooh y de Minnie cargados de globos de colores que venderme, pero eso ya es otra historia.

lunes, 12 de enero de 2009

Sin seso no hay paraíso

Entre las cosas que tiene vivir en pareja figura la de tragarse ciertas series que nunca te plantearías ver si vivieras solo. Es el caso de Sin tetas no hay paraíso, serie de la que he perdido la cuenta de cuántos capítulos me he tragado antes de ver el pasado jueves (y viernes también) el último capitulo (y el otro último capitulo también) final de la serie.
Como es una serie que no me ha convencido en ningún momento no me puedo quejar del final tan cutre que ha tenido, pero he de decir que si hubiese sido un seguidor convencido de las aventuras de El Duque, me hubiera defraudado mucho el morrallero final que le han dado. Da la sensación de que después de esa afonía constante del protagonista, después de tanto muerto, de tanto amor no correspondido, de tanta droga que va y viene, de tanto desvarío de personajes y –sobre todo– después de tanto capítulo, no les ha quedado tiempo para currarse un final un poco más creíble que el del típico malo que nunca muere y que aparece por detrás matando al protagonista que ha dicho que "no" volverá a hacer el papel de Duque en la próxima temporada. ¡Vaya forma de rematar la serie!


Y qué mayor tomadura de pelo que el de una serie con dos finales. ¿Resulta que, ahora, a los espectadores se les personaliza el final si no están de acuerdo con lo que escriben los guionistas? De ser así, ¿presentará Mercedes Milá la próxima temporada en la que se podrá votar por SMS el destino de cada personaje? La verdad es que, si así hubiese sido, yo habría salvado al Pertur y al Gitano, los dos únicos personajes decentes de la serie. Hay que ver, para no gustarme la serie, lo puesto que estoy ¿eh?

Solo espero, que si hay una tercera temporada, expliquen cómo sabía "el Moreno" que el Duque se alojaba en una pensión de Cádiz, cuando nadie –ni siquiera "el Gitano"– se lo había dicho.

En fin, y por si fuera poco leo que cae definitivamente el Caiga Quien Caiga por no haber conseguido enganchar a la audiencia necesaria para que el producto salga rentable.
Aunque como el primer Caiga Quien Caiga, ninguno, al menos los guionistas eran originales.

lunes, 5 de enero de 2009

Esfuerzos

Lo que tienes que pensarte es si de verdad el zumo compensa exprimir la fruta.

Timolthy Olyphant en La vecina de al lado.

viernes, 2 de enero de 2009

El templo del calamar

Un año más hubo calamarada de Nochevieja en la Plaza Mayor. Aún con alguna que otra ausencia, allí estuvimos casi todos, incapaces de despedir el 2mil8 sin las pelucas de la Plaza Mayor ni sin el tradicional bocadillo de calamares y mini de cerveza de La Campana.

El local es pequeño y, aunque tiene unas cuantas mesas donde sentarse, suele estar abarrotado –más en estas fechas– por lo que es recomendable salir a tomárselo a pie de fiesta, a la calle. Además de los calamares, hay también bocadillos de panceta, de morcilla (muy buenos) de tortilla, de pincho moruno, de salchichas, bravas... Este año el precio del bocadillo de calamares es de 2,60 euros.

Después, nos esperaba la habitual última ronda de copas por La Latina. La primera, como no, en El Rincón del Gato, siempre abierto, con cañas, con copas, con buena música y con buena gente.

La Campana está en la calle Botoneras, 6, de Madrid.
El Rincón del Gato está en la Cava Baja, 37, de Madrid.

jueves, 1 de enero de 2009

Alegría

Basta una vergonzosa sonrisa al despertar para que en el 2mil9 se desvanezca cualquier posible miedo. ¿Hay mejor forma de empezar el año?
Qué se note que hemos empezado sin resaca.