jueves, 31 de julio de 2008

Encadenando acontecimientos

La felicidad consiste en saber unir el final con el principio.

Pitágoras

Ayer fue jueves. Hoy también


La semana está siendo intensa. Salimos de trabajar y, a pesar de que mañana hay que volver, los jueves siempre han sido un buen aperitivo del fin de semana. Los cuatro de siempre sabemos que aunque se haya apuntado algún compañero más, al final quedaremos solo los cuatro de siempre, en los bares de siempre, apretándonos los cubatas de siempre.

Tras las primeras cañas, las consabidas críticas a compañeros y jefes y el habitual picoteo en el bar de debajo de la ofi, salimos destino a nuestra zona de copas, a nuestro segundo barrio, a donde nos esperan nuestros camareros para vernos cumplir con nuestra ruta un jueves más. Tate guate, El desván del gallo sediento, Son como niños... nos brindan la posibilidad de cargarnos unos buenos sacos de neuronas a costa de unas buenas tandas de rondas a precios que todavía nos permitirán encontrar algún último antro abierto hasta la hora de desayunar.

Entre tanto, risas, confesiones, flirteos, exhibiciones de la mejor y más pura amistad, inconsciente inocencia, felicidad, libertad, alguna que otra caída y un único compromiso: la obligación de comenzar juntos la resaca a las nueve de la mañana, clavados delante del ordenador de la oficina, con un nuevo saco de buenos recuerdos, la interminable paciencia de tu jefa y la inevitable sonrisa que se te queda al saber que has disfrutado de hasta el último minuto de la noche...

Despierto. Hoy es jueves. La semana está siendo intensa. He salido de trabajar y me he quedado dormido en el metro, camino de casa. Allí me espera mi chica. Nos tomaremos una cervecita mientras hacemos la cena y después zapearemos un rato ante la tele mientras charlamos y esperamos a que en la sexta empiece Buenafuente, para ver el primer bloque antes del corte publicitario que marcará la hora de irnos a la cama, que mañana hay que trabajar.

Antes de cerrar los ojos, me vienen a la mente los años en los que los jueves por la noche no se dormía. Qué curioso recuerdo.

lunes, 28 de julio de 2008

Ya casi es viernes

Hoy es lunes, el día de la semana que más lejos está del próximo lunes.

Spot de Lays

domingo, 27 de julio de 2008

Descarga y Carga... ¿de whisky DYC?


Supongo que mi particular plaza de aparcamiento me esperará en Zahara de los Atunes hasta el año que viene.

Tinto de verano

Un par de sucios váteres de gasolinera, un necesario peaje, depósito y medio de combustible, cerca de 700 kilómetros, unas lavadoras perfectamente separadas por colores, devolver las maletas al trastero, abrir toda la correspondencia (facturas y publicidad básicamente) que se acumulaban en el buzón, una visita al Carrefour para callar el eco de la nevera y una obligada ducha ha bastado para ver como todos los granitos de arena que aún permanecían pegados a la planta de los pies, ocultos entre los dedillos, escondidos entre las raices de cada pelo... me abandonaban desapareciendo por el sumidero.

Tan solo queda volver a programar el despertador para que suene puntualmente mañana por la mañana y todos los tintos de verano en la playa a cualquier hora del día, las papas aliñás y las tortillitas de camarones, las visitas a los Caños de Meca, a Tarifa, a la Pequeña Lulú... Las noches de Conil, el atún cocinado de todas las maneras imaginables, los chiringuitos, los dyc-cola sobre la arena de la playa a la luz de la Luna, el no levantarse antes de las doce, las puestas de sol desde la Jaima... habrán pasado a la parte de atrás de mis neuronas.

¡Qué calor que hace aquí!
Comenzamos de nuevo...

viernes, 11 de julio de 2008

La tontería

La tontería es infinitamente más fascinante que la inteligencia.

La inteligencia tiene sus límites..

la tontería no.

J. M.M

El día que me atreva

El día que me atreva doblaré los barrotes de mi alma y saldrá volando libre como en los sueños. Me arrancaré el lastre de dudas y temores que tanto pesa y al fin, viajaré ligera y segura camino a la gloria.
El día que me atreva seré una tía increíble.  En mi  idioma no existirá la palabra miedo y resucitaré a la que un día conociste. Me miraré al espejo y me sorprenderé de lo grande que soy, y cuando lo haga voy a descojonarme de todo lo que he envidiado porque tendré más poder en mis manos de lo que nunca me atreví a imaginar.
Voy a cumplir todos mis sueños el día que me atreva. 
Y es que ese día pienso quererte hasta que te merezca. Hasta devolverte los intereses del préstamo a plazo fijo de tu amor y la hipoteca de tu paciencia. 
Ahora que lo pienso, no se porque sigo esperando, hoy podría ser el día que me atreva.