viernes, 13 de marzo de 2009

El abrazo

Debo ser de los pocos que no se ha tragado ni una sola edición, ni un solo programa de OT en su vida. Y mira que es difícil evitar toda la programación que el concurso genera cada vez que abre sus puertas la academia. Pero mis dedos sobre la botonera del mando a distancia parecen ser más rápidos que mi vista y, antes de que cualquiera de esos muchachos versione una canción mis ojos ya están en otro canal. Vamos, para que quede claro, que soy de los que volvería a disfrutar de Eurovisión con Rodolfo Chiquilicuatre y de los que ni siquiera se molestará en encender la tele con Soraya.

A pesar de todo es inevitable que el nombre de Risto, rey omnipresente en tantos y tantos programas de zapping, haya atravesado la barrera que  mis neuronas construyeron contra todo el merchandasing de OT. Y he de reconocer que el que hasta hace poco no me parecía más que el payaso borde –generador de más de la mitad de la audiencia– del programa, haya ido consiguiendo entrar poco a poco en mi selecta lista de personajes carismáticos con los que no me importaría irme a tomar unas copas.

Me demostró, en una entrevista con Buenafuente y Berto, lo que es capaz de hacer dentro del personaje que interpreta con tanta  ironía, mucha inteligencia y una asombrosa rapidez mental. Además, el tío, ha publicado un libro "El pensamiento negativo" (que aún no tengo, pero que todo se andará).

Con todo esto ha conseguido que cada viernes, salga del Metro con mono de yonki para agenciarme con mi dosis de Adn en el que leer los Hartículos que publica semanalmente en el periódico gratuito, donde sentencia verdades como esta: 

El abrazo viene a ser a las relaciones humanas lo que el cargador al teléfono móvil. Mejor que nunca te lo dejes en casa, no sea que lo acabes suplicando a las 3 de la mañana ante cualquier recepción de hotel.
Para dar un abrazo en condiciones, en primer lugar, hay que haberlo extrañado mucho, hay que haberlo extrañado bien.
Me fascinan los abrazos bien dados. Creo que resultan aún más memorables que cualquier palabra, gesto o relación. La única forma física conocida que tiene el ser humano de parar el tiempo. El único punto y seguido entre todo lo que se puede llegar a sentir.

Risto Mejide

Si tienes tiempo de leerlo, déjate atrapar en este abrazo.




La columna de Risto, aquí. Yo ya la tengo entre mis favoritos.

1 comentario:

Corradino dijo...

Aunqe bebas DYC, me alegra que reconozcas qe Absolut es absolut.