
Allá iba él, con sus cuernos en busca del Sol.
Y por allí me arrastraba yo, con mis legañas camino de la oficina.
Ocurría hace un rato, en El Retiro.
Y la verdad, a pesar de la envidia que me ha dado en un principio el imaginarlo todo el día vagueando, baboseando y tomando el sol a sus anchas en El Retiro... tampoco se está tan mal aquí, con mi iTunes, mi aire acondicionado, rodeado de plantas artificiales, con menos riesgo a que alguien me pise, y sin cuernos, o eso espero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario